Cada mañana soy un guerrero, un luchador a sangre
fría, no me da miedo nada y aunque de vez en cuando he perdido la batalla, la
guerra siempre la gano yo.
Primera Batalla:
Mi reloj despertador suena a las 3:00 de la madrugada,
como de costumbre no escucho la alarma y sólo me doy cuenta después de haberla
suspendido 2 o 3 veces, no porque quiera seguir durmiendo 5 minuticos más, si
por mi fuera estuviera de pie hace mucho rato, el problema parte en que al
sonar la alarma, como por arte de mágica o impulso de mi cuerpo, este sin
ningún control suspende la alarma y a veces descubre la forma de apagarla, aquí
perdí mi primera batalla de la mañana.
Segunda Batalla:
Mi celular tiene activada una alarma programada a las
3:10 de la madrugada esta suena por varios minutos, a veces gano esta batalla
cuando mi cansancio no es mucho, pero ya pasados los días, cundo llega el
jueves o el viernes, esta batalla también la pierdo.
Tercera Batalla
Segunda alarma de mi celular suena, está programada a
las 3:20 de la madrugada, admito que esta casi siempre la gano y pocas veces la
he perdido, soy muy bueno y audaz, aunque pierdo dos o tres batallas en el día,
siempre abra una última, la gran guerra final
La Última Batalla
Nunca he logrado salir vencedor en esta batalla, pero
esta vez la batalla no es con un enemigo inanimado, esta vez la batalla no es
con mi celular o mi despertador, esta batalla es con un ser, cuyo poder es más
grande que la magia y con una sola palabra y una cuanta acción puede vencerme
fácilmente, ese ser, que es más fuerte que todo lo conocido, se dice llamar
MAMÁ, hasta los más despiadados caballeros han tenido miedo a esta criatura, y
ella con su poder ilimitado siempre ha ganado, ella me da la batalla a las 4:40
de la madrugada y a las 4:42 el duelo final ya está definido y he salido
perdedor.
Después del Holocausto
Me levanto, me ducho en aproximadamente 20 minutos con
agua fría, la cual pone todo mi cuerpo muy activo, paso al comedor a las 5:00,
me arreglo bien, alisto los últimos detalles de mi mochila y a las 5:30 la ruta
me recoge, aquí viene una pequeña batalla más, aunque las batallas pasadas ya
tuvieron su fin, esta tiene un nuevo comienzo y es esa ruta, ese transporte el
que mese y arrulla, yo escuchando la
radio como de costumbre, lucho por poner atención a las últimas noticias, pero
en cierto punto de ese recorrido me vence de nuevo y caigo en un pequeño
descanso, hasta que en menos de un parpadeo estoy en el colegio, listo para mi
rutina diaria, pasa el día, la tarde y la noche llega y a las 11:00 en punto,
la cama me espera para esta vez no luchar, sino por el contrario descansar,
porque al otro día otras batallas más me esperan, día a día, es mi vida.
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